Los cristianos tienen muchas razones para regocijarse. La principal de ellas se fundamenta en quién es Dios: Él es soberano. Esta es la verdad más grande y simple acerca de Dios. Nada está fuera de su control y ve que todo resulte para nuestro bien (Romanos 8:28). Él tiene una comprensión infinita de cada aspecto de nuestras vidas, dónde estamos y qué decimos (Salmo 139:2–4) y ejercita su entendimiento con sabiduría perfecta. Conocer a tal Dios debería darnos un gozo indecible y glorioso. El creyente
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